Estación

Llegue a la estación sali del tren y me baje al anden...
"Menos mal que he salido de esa cosa...Me estaba asfixiando...¿Y ahora donde voy?Ni idea..."
Me dirigí hacia un cartel para ver a donde me tenia que dirigir.Me enteré de la direccion que habia que llevar para llegar al internado y me dirigi haciia alli.
-Cuanto echo de menos a Esteban y su cochecito-Dije pensando en la limusina en la que hasta hace pocos años iba.

Salí de los portones y miré a mi alrededor. Había un tren que tal vez debía coger cuando todo empeorara. Recordaba perfectamente el día que vine aquí. El asiento del tren era muy cómodo, estaba en una cabina yo sola y ese tren me recordaba a la película de Harry potter. Sin duda, los humanos sabían demasiado... En fin... Paseé por la estación. Bajé a las vías del tren y crucé al otro lado. Había mal tiempo, nubloso por así decirlo. Llevé mi mano a mi cuello y noté el silbato que Tora me dio. Miré a mi alrededor y decidí tocarlo. El dragón de Tora vino en muy breve y me monté en él algo insegura, para ir a la playa de Seele.

Bajé del dragón de Tora, ya me aconstumbré más a volar. Sonreí y lo miré acariciándolo.
-Recuerda que debes de ir a buscar a Tora. Está solo y no volverá andando. Vamos -murmuré y el dragón obedeció.
Salí de allí.

Bajé del tren medio dormida. Las maletas pesaban demasiado, llevaba mucha ropa para todo el año. Cuando el tren partió, me dejó ver la entrada al internado. Era tan grande y antiguo, que creo que jamás había estado alojada durante tanto tiempo en un sitio parecido. Me gustó, me agradaba. Pasé las vías del tren al encontrarlas despejadas y cargada de maletas, me dirigí a pedir mi habitación.

Salí a la estación y me senté en un banco libre. Viendo como los trenes disponibles pasaban cada hora...

Voté del susto que Cath me dio.
-Oh, eres tu, Cath. No te escuché.
Sonreí.

Suspiré y miré al suelo.
-Nos mostró a Zyann en su espejito, espejito mágico -dije en un tono de asco...

-No sé mucho... Solo la ví pálida, tirada en una cama... Débil... -dije mirándola con atención. Le cogí de la mano y la apreté para calmarme.

Me encogí de hombros.
-Ya le dije que se andara con cuidado... Y tendrá que hacerme caso...

Me reí entre dientes y le alboroté el pelo.
-De momento tendremos que conformarnos con la musica de la granja de pepito, si estamos aquí estudiando como unas santas.

Abrí los ojos como platos y le enseñé la lengua. LLevé mi mano a la boca, en plan niña pija.
-¡Oh, no! ¿Y qué me vas a hacer? -dije burlona, volviendole a revolver el pelo, juguetona.

Sonreí.
-Me alegro de haberme divertido hoy algo contigo... Gracias... Pero ahora voy a ir a estar un rato sola... No tengo un buen día...
Salí de alli despidiendome con la mano.

FDR: Dia plof en realidad...

hoy subi al tren y bi k no abia nadie dentro me k de sorpre ya llege a mi desino