Puertas de hierro

Bajé las escaleras principales del vestíbulo y luego, tras cruzar varias zonas en las que no pasaba muy amenudo, me encontré con la entrada del colegio, con el gran portón que permitía salir del internado con la justificación de Noah. Las puertas de hierro eran enormes, tan enormes que tenía que mirar hacia arriba. Llevé mis dos manos a mi boca cerrando los ojos con fuerza y mordiéndome el labio inferior. Me senté con las piernas cruzadas en el suelo, dando la espalda a las escaleras que llevaban a la primera planta. Estaba cara a la puerta de acceso. Tras unos segundos de soledad y silencio miré al frente con un rostro serio e inexplicable.
-Mentirosas -sonreí falsamente- A simple vista parecéis muy tentadoras y muy seguras de que todo irá bien. Abris vuestros brazos diciendo "Ven, yo te ayudaré a que consigas un buen futuro y a que nunca te sientas sola". Pero todo eso son simples cuentos. Porque desde que entré a vuestro interior, todo va de mal a peor. Era muchísimo más feliz en mi lugar de origen.
Si... Chicago... Mi linda Chicago... pensé intentando engañarme a mi misma. Me puse de pie con rapidez y las señalé con mi dedo índice, maldiciéndolas mentalmente, con los labios ceñudos.
-Juro que en poco tiempo, me perderéis, porque yo aquí, haciéndoos compañía, no me quedaré más. Juro que vine para luego volver a irme. Lo juro -grité. Mis palabras eran tan altas y el silencio era tan poderoso que pude escuchar un fuerte eco a mi alrededor. Tras hacerme unos momentos la loca, volví a sentarme en el suelo, pero ésta vez dándoles la espalda.
Edward Anthony Masen, no me puedo creer que pienses que no te necesito. Más te vale librarte de esa prueba cuanto antes, es mas... Más te vale cumplirla adecuadamente porque cuando vuelvas sano y salvo, tendremos una charla que cumplir volví a pensar, enlazando los dedos de mi mano izquierda, con la de mi mano derecha, una vez más con las piernas cruzadas y con los ojos cerrados; y sobretodo con el silencio rodeándome como una caliente manta en un frío invierno.

Abrí los ojos de golpe. Al escuchar mi nombre me sobresalté y mi cuerpo pegó un pequeño vote. Era Cath. Relajé mis hombros y sin cambiar de postura volví a cerrar mis ojos.
-Hola, Cath -dije con voz seria.

Iba a paso lento. Llevaba el gorro puesto para que no se me viese la cara y la espada envainada. Pronto llegarian los demas con el avion que Edward debia pilotar. me quede con la cabeza baja cerca de Cath y Ly...

-Estoy esperando al avion...-despues gire la cabeza hacia Ly.-Ve llamando a tu hermano llego la hora de su prueba...

-Ya lo entendaras de que llegue...-dije con una sonrisa. Hasta ahora habia estado triste pero la capucha lo tapaba...Pero ahora si que tenia verdaderas ganas de reirme.

Suspiré.
-Con decir preocupada te quedas corta -dije mirando a Cath-
¿Cómo puede ser tan cabezahueca? Piensa que no vale para nada... ¡E incluso parece dudar de mi! pensé.
-No, Tora. Yo no iré a buscarlo. Ve tu mismo. -dije fríamente.

-Ahora vuelvo.-desplegue mis alas y sali volando...

Me crucé de brazos y me levanté sin decir palabra alguna.

Llegue con Edward y lo deposite en el suelo. Clave dlante suyo el cetro de hades y empezo ha echar rayos.
-Ese sera hoy tu arma. Con ella te teletransportaras antes de que choque el avion...

Ignoré por completo el comentario de Cath al ver a Edward venir con Tora. Desvié mi mirada a cualquier otra parte, cuando él llego me dio un abrazo y luego siguió a Tora...
Disculpa mi comportamiento, Cath... No lo estoy... pensé medio sonriendole.

Me sente esperando un avion.
-Despidete de tu hermana como es debido...-le dije a Edward para ponerle nervioso. aunque en relidad yo tenia muchas mas probabilidades de morir que el...

Mis ojos no estaban ni húmedos, ni hechaban lágrimas constantemente, sin embargo, mi interior estaba llorando. Llorando como si fuera el final de algo. Me acerqué a él y me abrazó con fuerza.
Cuídate, estarás bien pensó con una voz sincera pero intranquila. Segundos después me separé de él y retrocedí unos pasos hasta quedar al lado de Cath, pero con la mirada en frente.

Todavia podian quedar horas hasta que el avion llegase. Fui corriendo hacia donde estaba Cath. La ayude a levantarse y le dije en un tono preocupado:
-¿Estas bien?

-Teneis algo mas de una hora antes de que llegue el avion. Pero he colocado ya el cetro para que sepan que estamos aqui...-yo aun seguia pensando en Cath, no lo podia evitar.